Nuestras exhortaciones al arrepentimiento, a poner las cosas en su justo sitio, han sido ridiculizadas y olvidadas. Nuestros prodigios han sido ignorados por quien detenta el poder del dominio sobre las almas y las mentes de los hombres.
Sabed, terrestres, nosotros somos de Dios, quien conoce a Dios nos escucha. Por esto conocemos el espíritu de la Verdad y el espíritu del error se vuelven cada vez, más imparables los efectos catastróficos de vuestras locuras.
Vuestra autodestrucción ya ha comenzado y está en fase de pasar al punto hipercrítico al hipercaótico con consecuencias inimaginables.
¡Los verdaderos autores de vuestras desventuras sois vosotros terrestres! Sois vosotros los artífices de todas vuestras miserias materiales, morales y espirituales.
No son ciertamente las profecías quienes fabrican las armas homicidas, capaces de destruir la humanidad y de herir gravemente esta célula macrocósmica que llamáis Tierra.
El Precursor de Jesús
JACOBO
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