A cada instante te recuerdo, te anhelo, con
dulce embeleso.
Mis labios entonan melodías de recuerdo y de llanto.
Sembraste
pensamientos de amor cual planta olorosa y fragante de alabanzas a tu bello
semblante madre mía crecí.
Quien pudiera encontrarte cada día como antaño bondadosa madre, educando y amando
a tus hijos con tiernos cuidados recibí.
Porque soy
caminante y peregrino necesito en buscarte cada día en esta morada que escogí, hasta que anochece y el silencio me acompaña en el recuerdo de tu luz, me
adormezco y sueño que me vienes a visitar como en los viejos tiempos y cuando se acaba el sueño, empiezo a desperezarme, contemplo y miro al cielo, me siento en tu luz féliz, llenándose mi corazón al despertar de
alegría y consuelo que armoniza el
sendero del viejo caminante, lo estimula
y lo guía para no decaer.
Con tu
fortaleza cogido a tu mano, caminaré sin desfallecer porque tu protección es
garantía de salvación.
Siempre contigo Jacobo